Colegio Don Bosco Iquique

Miércoles, 09 Septiembre 2020

Evangelio jueves 10 septiembre de 2020.

La Palabra dice

Lc. 6, 27-36 – “Como el padre de ustedes”.

Jesús dijo a sus discípulos:

“Yo les digo a ustedes que me escuchan: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.

Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquéllos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquéllos que los aman.

Si hacen el bien a aquéllos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquéllos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.

Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los desagradecidos y los malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso”. 
 

La Palabra me dice

Hoy el Evangelio me invita y me hace pensar qué es lo característico de un cristiano: el amor a los enemigos. Jesús nos pide a sus discípulos no sólo que “soportemos” a nuestros enemigos, que seamos pacientes, si no que los amemos. Se trata de algo que es grandioso pero difícil de realizar, un ejemplo para otros de quien lo puede hacer.

Cuando hay violencia, nosotros usualmente respondemos con más violencia. Jesús hace otra invitación: “Amen a sus enemigos, hagan el bien al que los odia”. Nos invita a gestos concretos de hacer el bien, un amor efectivo. Nos sigue invitando a "bendecir a los que nos maldicen, orar por los que nos injurian”. La invitación es a hacer triunfar el amor.

A veces nos sentimos contentos cuando conseguimos rechazar a nuestros enemigos provocándoles pérdidas. Pero Jesús nos invita a amar en nuestro corazón y el corazón de los otros. No podemos aceptar que el mal nos venza, lo podemos vencer cuando amamos, poner amor donde no hay amor. En el Padre Nuestro pedimos: "Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Esta oración nos impulsa a ser cada vez más generosos, a mostrar cada vez más amor.

Con corazón salesiano

El principio inspirador de la acción salesiana, tal y como lo hemos heredado de Don Bosco, es el interés concreto por cada joven, que se manifiesta en una relación personal impregnada de afecto y de apoyo al crecimiento y la maduración. 

Es lo que, acertadamente, expresó el papa Francisco en su carta a los salesianos con ocasión el bicentenario del nacimiento del Fundador: 

“Un rasgo característico de la pedagogía de Don Bosco es la ‘amorevolezza’, la amabilidad, a entenderse como amor manifestado y percibido, en el cual se revelan la simpatía, el afecto, la comprensión y la participación en la vida del otro. Él afirma que en el ámbito de la experiencia educativa no basta amar, sino que es necesario que el amor del educador se exprese mediante gestos concretos y eficaces. 

Gracias a tal amabilidad tantos niños y adolescentes en los ambientes salesianos han experimentado una intensa y sana afectividad, muy preciosa para la formación de la personalidad y para el camino de la vida. En este cuadro de referencia se colocan otros rasgos distintivos de la praxis educativa de Don Bosco: ambiente de familia; presencia del educador como padre, maestro y amigo del joven, expresado por un término clásico de la pedagogía salesiana: la asistencia; clima de alegría y de fiesta; amplio espacio dado al canto, a la música y al teatro; importancia del juego, del patio de recreación, de los paseos y del deporte” .

(Fuente: Don Bosco, educador de la misericordia. Boletín Salesiano de España, 01/01/2016)

A la Palabra, le digo

“Tú me escrutas, Yahvé, y me conoces; sabes cuándo me siento y me levanto, mi pensamiento percibes desde lejos; de camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas. (Sal 139,1-3) 

Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor, Amén.

Link canción: https://www.youtube.com/watch?v=oHV0tx-Phw8

 

Fuente: donbosco.arg/or/youtube/google.

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