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Domingo, 27 Septiembre 2020

Evangelio lunes 28 de septiembre de 2020.

La Palabra dice

Lc. 9, 46-50 – “Ése es el más grande”.

A los discípulos de Jesús se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande.
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, les dijo: “El que recibe a este niño en mi Nombre me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe a Aquél que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ése es el más grande”.


Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros”.
Pero Jesús le dijo: “No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes”.

La Palabra me dice

Los discípulos, que no aprenden, continúan en su pequeño mundo de intereses personales, en el que, además, las personas que no pertenecen a su grupo se pueden dejar al margen. Viven con Jesús, pero sus concepciones (¿no son también las nuestras muchas veces?) están tan arraigadas que no se dejan “contagiar” ni por contacto directo. Y Jesús viene, una y otra vez, a corregir su manera de situarse. En el Reino no tiene sentido perder el tiempo en discusiones sobre quién es el más importante. Las cuestiones de la superioridad sobre otros, del poder… pertenecen a concepciones de la vida que no tienen cabida en la propuesta de Jesús.

Los importantes son siempre los más pequeños, los que no cuentan, los que no tienen voz (en este caso, los niños en el contexto de Jesús, cuya situación no tenía nada que ver con el lugar eminente y la superprotección que reciben en muchas de nuestras culturas actuales). Para Jesús, hacer el bien es el criterio que permite decidir quién está con Él. Los discípulos se creen con autoridad para... ¡impedir a los demás hacer el bien! Porque “no están con nosotros” El posicionamiento de Jesús es suficiente para que nos miremos a nosotros mismos, a nuestras comunidades, parroquias, grupos… ¿tenemos algo que cambiar? Que el Señor nos conceda la apertura de corazón y la disponibilidad para dirigir nuestros pasos hacia el horizonte que nos propone.

A la Palabra, le digo

Jesús, hazme un misionero de tu amor, que ayude a los demás con un espíritu de alegría y humildad, sabiendo tener la apertura sencilla de un niño ante los demás. Ver en ellos lo bueno, lo que nos une, en vez de buscar defectos.
 

Link canción: https://www.youtube.com/watch?v=eVGBXsUOv1E

Fuente: donbosco.arg.or/youtube/google.

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