La Palabra me dice
Esta es una actitud propia de los fariseos: observar atentamente a Jesús, qué decía, si se equivocaba; en otras palabras, querían que “metiera la pata”.
En este diálogo que se produce entre Jesús y los fariseos con respecto a la Ley, con respecto a lo que está “permitido”, Jesús siempre va más allá porque lo que lo mueve, lo que lo guía, es el verdadero amor hacia las personas.
Por eso, si en nuestro corazón hay amor, si realmente tratamos de vivir este mandamiento principal que Jesús nos ha dejado, nuestra vida va a ser muy distinta. No vamos a estar fijándonos solamente en sí está permitido o no permitido. Realmente, cuando uno ama en serio:
– Puede vencer los límites que la sociedad de hoy nos propone.
– Podemos ser creativos, el amor lo es siempre.
– Podemos vencer obstáculos que creíamos imposibles.
Por eso, frente a esta “roca” que podrían ser los “preceptos”, frente a situaciones que nos ponen límites, siempre hay una salida, si realmente uno busca amar con el corazón, si busca el bien de las personas.
Aprendamos de Jesús, que no se detenía, ni frente a los fariseos, que intentaban, justamente con sus distintas normas, sus observancias, ponerlo a prueba.
Jesús pasó todas esas pruebas, ¿por qué? Porque fue capaz de amar, porque todas las personas que lo seguían, descubrieron en Él que realmente tiene un corazón tan grande que entramos todos.
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