Colegio Don Bosco Iquique

Lunes, 02 Noviembre 2020

Evangelio martes 3 de noviembre 2020.

La Palabra dice

Lc. 14, 1a. 15-24 – “Ve e invita a todos”

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Uno de los invitados le dijo: “¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!”

Jesús le respondió: “Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente. A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: ‘Vengan, todo está preparado’. Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes’. El segundo dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes’. Y un tercero respondió: ‘Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir’.

A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y éste, irritado, le dijo: ‘Recorre enseguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos’.
Volvió el sirviente y dijo: ‘Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar’.

El señor le respondió: ‘Ve a los caminos y a lo largo de los cercados, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa. Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena’”.

 

La Palabra me dice

Al hacer memoria de Jesús, sus amigos y amigas nos regalan este relato. La invitación del Reino de Dios se parece a un gran banquete, a una fiesta. Sin embargo, pareciera que nuestra experiencia religiosa ha perdido un poco el rumbo. Aún así, la vida se encarga en cada tiempo y lugar de ir gestando espacios para el encuentro.

A lo largo de nuestro camino vamos descubriendo nuestros propios mapas para la fiesta. Cuántos lugares, espacios y personas son motivo para celebrar. Aún en medio de este tiempo inédito que nos toca vivir como humanidad reconocemos experiencias que nos alegran el corazón.

La comunidad creyente nos desafía a salir al encuentro de aquellos excluidos y abandonados de nuestro tiempo. Nos recuerda, porque así lo decía el Maestro, que en la mesa del Reino hay sitio para todos.

Con corazón salesiano

Cuando Don Bosco termina su formación como sacerdote recibe varias ofertas de trabajo que le podrían haber asegurado su posición social y económica. Pero la mesa del Reino estaba servida en la historia de los pibes empobrecidos de Turín que lo esperaban y a quienes brindó todas sus energías, hasta el extremo de descuidar su salud.  Don Bosco tenía oportunidad de campos, bueyes y demás intereses pero eligió sentarse a la mesa de la juventud pobre y abandonada. 

A la Palabra, le digo

Llevamos en el corazón el deseo de encontrarnos con otros. Sabemos que no siempre nos resulta sencillo. 
Podemos escuchar la canción “Casa abierta” del Dúo Guardabarranco; confiados en que “a la tierra le gusta que amemos” y  nos alentamos a salir al encuentro sobre todo de aquellos descartados de nuestras tierras:

 

Link canción:

 https://youtu.be/Uuik9llmx3M

 

 

Fuente: donbosco.arg.or/youtube/google.

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