La Palabra dice
Lc. 17, 7-10 – “Somos simples servidores”
Jesús dijo a sus discípulos: “Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dirá: ‘Ven pronto y siéntate a la mesa’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después’? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: ‘Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber’”.
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La Palabra me dice
La palabra es clara y contundente: “Somos simples servidores”. A nuestra sensibilidad el texto resulta algo descortés por la actitud del patrón, sin embargo el relato apunta más bien a la figura del servidor. Tal vez porque desnuda ese intento en el corazón de las personas de esperar “algo más” que lo que en sí mismo “ya” nos ofrece la tarea, sobre todo en lo que refiere al servicio dentro de la comunidad.
Es grande la tentación de querer sacar algún provecho de aquello que decimos hacer por “servicio a los demás”. Enmascaramos así un deseo de reconocimiento, una manera de ganar afecto. El texto que nos ofrece el evangelio de Lucas está enmarcado en un diálogo entre Jesús y los discípulos en el que les comparte claves acerca de la corrección fraterna, la fe, entre otros temas que hacen al seguimiento en comunidad. Jesús no quiere de sus discípulos nuevos fariseos que se “agranden” de la tarea que hacen, se resiste a una falsa hermandad que invisibilice juegos de poder en nombre del servicio.
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Con corazón salesiano
Al escribir la vida de Domingo Savio, Don Bosco nos narra un diálogo entre Domingo y su amigo Camilo Gavio. La amistad surge de la preocupación de Domingo por verlo con una gran tristeza.
- “¿Deseas ser santo, verdad?”, dijo Domingo.
- “Sí, ésta es mi gran ilusión”, respondió Camilo.
- “Muy bien; así aumentaremos el número de nuestros amigos y tomarás parte con nosotros en nuestros esfuerzos para santificarnos”.
- “Es algo muy hermoso; pero no sé qué he de hacer”.
- “Te lo voy a decir en pocas palabras: que sepas que aquí nosotros hacemos consistir la santidad en estar muy alegres. Procuramos por encima de todo huir del Pecado, como de un gran enemigo que nos roba la gracia de Dios y la paz del corazón. En segundo lugar, tratamos de cumplir exactamente nuestros deberes y frecuentar las prácticas de piedad. Empieza desde hoy a escribir como recuerdo la frase: ‘Servir a Dios con alegría’.”
Este programa sencillo sigue vigente. Es en lo cotidiano, el día a día, en el servicio a los demás, el camino de los discípulos.
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A la Palabra, le digo
Te damos gracias, Señor, por el regalo de cada día. Que tu invitación al servicio renueve nuestras fuerzas y depure nuestras intenciones.
Link canción:
https://www.youtube.com/watch?v=aXEpx32gCKw&ab_channel=DannyAvil%C3%A9s
Fuente: donbosco.arg.or/youtube/google.
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