Colegio Don Bosco Iquique

Lunes, 16 Noviembre 2020

Evangelio martes 17 de noviembre 2020.

La Palabra dice

Lc. 19, 1-10 – “Hoy llegó la salvación a esta casa”

Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.

Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: “Se ha ido a alojar en casa de un pecador”.  Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: “Señor, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le doy cuatro veces más”. Y Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.

La Palabra me dice

Otra vez la comunidad de Lucas nos ofrece una figura bella y conmovedora.  Otro hombre al borde del camino. Tiene deseos de ver a Jesús pasar, pero la multitud se lo impide. No es ciego, solo que su estatura no le permite ver a Jesús atravesando la ciudad. No es pobre, pero lleva en su cuerpo las marcas de la exclusión y la antipatía de los suyos, pues “todos murmuraban” diciendo de él que era un pecador.  No grita (¿querrá pasar inadvertido? ¿que no se den cuenta de su deseo?), simplemente se adelanta y gana perspectiva subiéndose a un árbol para poder ver. 
A pesar de la multitud de seguidores que una vez más son un obstáculo, allí, se da el encuentro, es llamado por su nombre: “Zaqueo baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa” . Un encuentro en la intimidad de la propia casa, asumiendo Jesús las marcas de quien es considerado pecador. Un encuentro cara a cara. Historia a historia. Y se abre un camino de justicia, de reparación, de reconciliación personal y con la comunidad a la que tanto se ha perjudicado. “Hoy ha llegado la salvación a esta casa [...] porque el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
Nuevamente esta página del evangelio nos invita, como discípulos seguidores de Jesús, a leer nuestra vida en alguno de los pliegues que nos presenta la comunidad de Lucas asumiendo las preguntas y diálogos que allí encontramos. ¿Qué marcas lleva mi historia? Más allá de mis riquezas, ¿qué circunstancias  me han hecho considerar no estar a la altura de un encuentro cara a cara con Jesús? Aún así descubro posibles “caminos de retorno” a mi dignidad, a mis hermanos. Ser llamado por mi nombre. Poder replantear mi vida en una nueva dirección. 

Con corazón salesiano

En el proceso de formación de Juanito Bosco, sabemos lo significativa que fue la figura de Don Calosso, dice Arthur J. Lenti: 
“En don Calosso, Juan (Bosco), ya un adolescente de 15 años, encontró al ‘buen padr’> que había estado necesitando y deseando hacía mucho tiempo [...] Por otra parte, el bueno, pero probablemente desilusionado sacerdote, se encontró necesitado de un hijo de quien pudiera ser padre y vio la oportunidad de hacer algo digno de valor y que llenara su ancianidad”.

También agrega en las notas acerca de la biografía de Calosso, que este anciano sacerdote al encontrarse con Juanito venía “lastimado en la vida” tras haber sufrido graves calumnias en su contra. 
“Mucho más serias fueron las acusaciones presentadas contra él en diciembre de 1812 por parte de un grupo de notables jacobinos anticlericales de la ciudad. Estos individuos sobornaron a unos feligreses suyos para que lo acusaran de ‘inmoralidad abominable’. Pero en una carta de fecha de 13 de enero de 1813, una señora de nombre Enriqueta de Malines testificó sobre el carácter moral, buen ejemplo y celo pastoral de don Calosso e insistió en que las acusaciones calumniosas contra él estaban perpetradas por personas que deseaban se marchara de la parroquia. Ante tan injustas acusaciones don Calosso renunció a la parroquia y se retiró a la vida privada.”

Dirá Juan Bosco de él “Le quería más que a un padre [...] Me estimaba tanto que , varias veces me dijo: ‘No te preocupes por tu porvenir, mientras viva nada te faltará; si muero, también te proveeré’.”
Don Bosco: Historia y Carisma. 1. Arthur J. Lenti

A la Palabra, le digo

Señor, aún desde mis heridas más profundas, desde aquellos dolores que apagaron mi vida me siento convocado por tu amor. Tu voz me llama, me llama por mi nombre. Tu presencia visita “mi casa”, mi vida. Todo lo mío se encuentra con vos. Que este día esté atento a tu paso, que salga a tu encuentro, que acepte tu invitación a venir  a “mi casa”. 

Link canción:

https://www.youtube.com/watch?v=1qexXbMGN14

 

Fuente: donbosco.arg.or/youtube/google.

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