La Palabra me dice

Probablemente la escritura del Evangelio de Lucas llevó mucho tiempo. Aún pasados los años del asesinato del Maestro y  de las persecuciones seguidas de muerte de tantos discípulos, las comunidades cristianas seguían creyendo en la memoria de aquel nazareno. Seguramente atravesaron muchas crisis internas y en relación con el pueblo judío. Tensiones, conflictos y rupturas, fueron parte del camino recorrido. También gente nueva, tierras fértiles y nuevas comunidades que abrazaban la fe en el Dios de la vida. La memoria les conmovía tanto el corazón que creían en la presencia de Jesús y en su promesa del Reino venidero. En sus propias casas experimentaban ese sueño grande de hermandad. 

En estas líneas, las palabras de Jesús parecen apocalípticas pero nos ayudan a comprender que las crisis son parte de la vida. Cuántas veces nosotros mismos nos sentimos atravesados por la desgracia y presos de la angustia.

La comunidad creyente intuye que detrás de las crisis se anuncia la nueva vida. Es decir, los ciclos naturales nos enseñan que detrás de la muerte, acontecen nuevos nacimientos.
Podríamos decir que aquello que entra en crisis anuncia la necesidad de revisión, cumple su ciclo y es momento de animarnos a reconstruirlo de modo que cuide y contenga la vida presente.
Hoy día, como sociedad estamos desafiados a aprender a vivir juntos. Vincularnos amorosamente sigue siendo una tarea difícil. Durante años naturalizamos modos de relacionarnos que hoy parecen obsoletos. En medio de esta nueva conciencia que se va desplegando, estamos atravesados por grandes desconciertos y profundas angustias. Aún así, muchas personas desean ser reconocidas y tratadas con amor e igualdad. Día a día se animan a soñar con otra humanidad posible y construyen horizontes de hermandad.

Como seguidoras y seguidores de Jesús, creemos en las palabras del Maestro cuando nos dice que tengamos ánimo y levantemos la cabeza. Si asumimos los desafíos del tiempo presente y nos comprometemos a construir vínculos amorosos y recíprocos, el Reino de Dios estará un poquito más cerca.

Con corazón salesiano

“Hablar de ‘cultura del encuentro’ significa que como pueblo nos apasiona intentar encontrarnos, buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que incluya a todos y todas. Esto se ha convertido en deseo y en estilo de vida.
El llamado a las juventudes en este año fue precisamente a ser un ‘nosotros’, a ser pueblo. Ser honestos ciudadanos y honestas ciudadanas es el piso desde donde se parte para llegar a ser pueblo. La conciencia de pueblo crea en los y las jóvenes una conciencia comunitaria en movimiento y, por la cual, experimentan la certeza que es necesario el entramado comunitario para sobrellevar un compromiso eficaz por la causa de los últimos. Las juventudes son ese pueblo peregrino e inquieto con el que Francisco sueña.
El llamado de Francisco de vivir la fraternidad y la sororidad nos pone frente a un estilo de vinculación horizontal desde la compasión, la misericordia, la empatía, la ternura, la cercanía, el cuidado y la hospitalidad. A las relaciones comunitarias juveniles que favorecen el diálogo y el bien común las hemos denominado politización de las relaciones cotidianas juveniles.
Estas relaciones habilitan diversos modos de expresarse y desarrollarse como ciudadanos y ciudadanas activos. De esta manera se crea la amistad social.”
Facundo Arriola, sdb. Documento de Pastoral Juvenil de la inspectoría Argentina Sur sobre Fratelli Tutti.

A la Palabra, le digo

Te invitamos a rezar ayudados por este poema:

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.

Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.


No te rindas, de Mario Benedetti

Link canción:

https://www.youtube.com/watch?v=RRhU3ur2jZU

Fuente: donbosco.arg.or/youtube/google.