Colegio Don Bosco Iquique

Sábado, 28 Noviembre 2020

Evangelio domingo 29 de noviembre 2020.

La Palabra dice

Mc. 13, 33-37 - "Estén despiertos".

“Estén preparados y vigilando, porque no saben cuándo llegará ese momento. Cuando un hombre va al extranjero y deja su casa, entrega responsabilidades a sus sirvientes, cada cual recibe su tarea, y al portero le exige que esté vigilante. Lo mismo ustedes: estén vigilantes, porque no saben cuándo regresará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o de madrugada; no sea que llegue de repente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos: Estén despiertos”.

La Palabra me dice

Para los primeros cristianos la venida de Jesús no podía tardar y así lo esperaban. Pero el tiempo pasaba y el Resucitado demoraba su regreso. ¿Podría en ellos apagarse el fuego? ¿Y si aquellas comunidades perdían el ardor primero? ¿Si se dejaban vencer por el sueño de la indiferencia y la mediocridad, si cedían al olvido? Los evangelios recogen este temor repitiendo con insistencia una palabra clave: vigilen, velen, estén despiertos, vivan alertas. Un imperativo que Jesús pronuncia en sus parábolas con toda autoridad.

Después de tantos siglos, el mandato sigue inquietándonos. Nos sentimos interpelados y urgidos a “despertar” a la fuerza creadora y vital de nuestra fe. Ya hemos probado que puede apagarse y que también puede apagársenos la vida. Que es posible echarse a dormir recostados sobre las propias seguridades y vivir desentendidos de los sufrimientos y las alegrías de la gente. Vigilar es lo contrario, es vivir de modo lúcido, consciente, con los ojos abiertos y el corazón puesto en la Buena Noticia, que no consiste en otra cosa que en rehacer el camino de Jesús: practicar la justicia y vivir el amor. Servir dando la vida hasta el fin. Las comunidades cristianas debiéramos ser anunciadoras de la confianza radical y definitiva en la vida. La vida que quizás se nos ha ido escapando, pero que hoy mismo podemos elegir tomar en nuestras manos. Hoy mismo podemos volver a “abrir los ojos” de nuestra fe para reconocernos hermanos, abrazados a la misma esperanza.

Él viene, siempre está llegando. Solo se trata de vislumbrar su presencia en lo cotidiano. De despertar, para ver. Alegrémonos si nos encuentra viviendo en esta atención plena a la que nos convoca, como la única cosa necesaria.

Con corazón salesiano

Don Bosco supo estar despierto, también en sus sueños. Abrir los ojos, para reconocer en ellos el sentido de su vida y vocación. No podía entenderlos de momento y se preguntaba muchas veces qué podían significar; por eso callaba celosamente hasta que llegaba el momento oportuno de narrarlos, a modo de entrañables confidencias. El primero de sus sueños, como él mismo escribió, lo acompañó a lo largo de toda su vida. Volvía a pensar una y otra vez en ellos, siempre “urgido a despertar” para descifrar los llamados de Dios en el desamparo de los jóvenes de Turín. Don Bosco vivía en la certeza de que en sus sueños se revelaban los Sueños de Dios. Él mismo le indicaría a su tiempo la hora, y pondría a su alcance lo necesario para realizarlos. Había hecho experiencia de que lo suyo era permanecer atento, para percibir su llegada. Si Dios le mostraba en sueños Su voluntad, aunque el futuro fuese incierto o aún desconocido, debía disponerse a recibirla en la hora señalada y empeñar en eso todas sus energías y las de los suyos. Los pequeños, los más frágiles, los jóvenes olvidados de todos, en adelante nunca más estarían solos.

A la Palabra, le digo

Quiero sentir contigo, Jesús, la urgencia de despertar cada día a la fuerza creadora y vital de tu Evangelio. Quiero anunciar la confianza radical en el triunfo de la vida. Verte llegar cada mañana y vivir tu Buena Nueva como el gran acontecimiento de mis días, lo que me interpele y conmueva desde adentro, y me comprometa a actuar sin demora. Andar con los ojos abiertos, escrutando tus deseos en los míos. Vislumbrar tu llegada y verte en los hermanos y hermanas a quienes elijo abrazar sin condiciones. Caminar con vos, con el corazón puesto en tus promesas, para que no se apague mi fuego en las vigilias…

Link canción:

https://www.youtube.com/watch?v=ATJ9fWoyJrs&ab_channel=CancioneroCatolico

Fuente: donbosco.arg.or/youtube/google.

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