Evangelio según Juan 13, 16-20
En aquel tiempo, después de lavarles los pies a sus discípulos, Jesús les dijo:
“Yo les aseguro: el sirviente no es más importante que su amo, ni el enviado es mayor que quien lo envía. Si entienden esto y lo ponen en práctica, serán dichosos.
No lo digo por todos ustedes, porque yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es para que se cumpla el pasaje de la Escritura, que dice: El que comparte mi pan me ha traicionado. Les digo esto ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, crean que Yo soy.
Yo les aseguro: el que recibe al que yo envío, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado”.
Con corazón salesiano
Dentro del mes de María, podemos recordar muchos gestos de servicio humilde de la madre de Jesús. Su generosa respuesta ante las palabras del ángel, declarándose servidora del Señor, es su primera referencia bíblica, hasta la compañía de la Iglesia naciente en Pentecostés, estando como presencia materna y creyente entre los discípulos de Jesús. Ella nos inspira a ser generosos en nuestra entrega a los niños y jóvenes más pobres, en actitud humilde frente al Señor, como quería Don Bosco.
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A la Palabra, le digo
Jesús, nuestro Maestro, nos enseñaste con tu ejemplo que la humildad es el don que nos hace grandes frente a los demás. Ayúdanos a estar siempre atentos ante las necesidades de nuestros hermanos, para ser siempre alegres en la entrega.
Fuente: vaticannews.va/donbosco.arg/or/evangelizaciondonboscoiquique.
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